miércoles, 19 de octubre de 2016

El buen profesor

Aunque la clase de hoy ha comenzado tratando sobre la mecánica y el movimiento, sobre lo cual hemos realizado ejercicios a modo de ideas previas y hemos realizado su puesta en común, hemos terminado debatiendo sobre la dedicación de los futuros maestros a su propio desarrollo de las competencias, su implicación en su proceso de aprendizaje, la importancia de los idiomas, etc.

Para empezar, algún compañero ha dado a entender que cualquier persona puede llegar a ser profesor y que se nos exige demasiado a lo largo de la carrera universitaria con lo que no estoy para nada de acuerdo. Nos quejamos de que no se valora nuestra profesión y luego somos los primeros que la desprestigiamos a través de comentarios, chistes o aportaciones como esta que acabo de mencionar.

Para que se valore socialmente a los profesores, los primeros que debemos valorar nuestro trabajo y darle su debida importancia somos nosotros mismos. Y, para conseguir esto último, debemos trabajar y dedicar un mayor número de horas semanales al igual que se realiza en otras carreras, ya que de lo contrario no podremos quejarnos de que se nos tacha de inferiores.

Para empezar, al igual que en Finlandia, el nivel de exigencia debería ser mucho mayor y ser más selectivo con el alumnado que opta a esta carrera pues tiene gran peso vocacional. En Finlandia, como bien sabemos la educación es un éxito y deja claro que en el resto del mundo a lo que se enseña, no es a aprender, sino a aprobar exámenes con lo que nada se aprende. Por lo tanto, a continuación os muestro un vídeo en el que se explica su sistema educativo:



En cuanto al nivel de exigencia, decir que nunca es suficiente, pues al igual que los profesores nunca dejan de aprender a lo largo de su vida, no podemos dejar de exigirnos nunca. Junto a esto, podemos comentar el tema del euskera. Por suerte (en mi opinión), hemos tenido el privilegio de nacer en una comunidad autónoma en la que existen dos lenguas oficiales, por lo que todos tenemos el derecho de hablar en las dos y ser tratados en ambas lenguas también, lo cual pocas veces ocurre.

El euskera no debería verse como una obligación y es cierto que para ello, para que podamos incentivar a la población a aprender euskera, se deberían bajar los precios de las academias o euskaltegis, ya que de esta manera mucha gente que lo ve como una obligación y como requisito para lograr un título, pasaría a aprenderlo por iniciativa propia.

Aun así, es cierto que hay situaciones que a simple vista parecen injustas como la de compañeros que vienen de otra comunidad o país y no les queda otra opción que aprender esta lengua para poder sacar el titulo de magisterio. De todos modos, también cabe mencionar que antes de entrar en la universidad, uno debe informarse de las exigencias de ese centro para ver si debe esforzarse más o no en conseguir una nota mayor y así poder estudiar en otro centro que le convenga más.

Por último, y a modo de conclusión, os muestro el siguiente vídeo con el que quiero expresar un sentimiento esperanzador y haceros ver que aun quedan muchas cosas por cambiar las cuales si nos lo proponemos, es posible conseguirlo





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