sábado, 8 de abril de 2017

Valle Salado de Añana

En el día de ayer hemos estado en el Valle Salado de Añana, donde nos han explicado diferentes aspectos sobre su origen y producción. Durante el período Triásico, en una época en la que todos los continentes estaban unidos formando el continente llamado Pangea, Salinas de Añana se encontraba sumergida bajo un gran océano. La evaporación de sus aguas provocó la deposición de grandes capas de evaporitas en su fondo que, con el tiempo, fueron cubiertas por otros estratos.

La existencia de sal en Añana se explica por el fenómeno geológico denominado diapiro. En líneas generales consiste en la ascensión hacia la superficie terrestre de materiales más antiguos debido a su menor densidad, del mismo modo que una burbuja de aire inmersa en un líquido tiene un movimiento ascendente.



Este particular proceso comenzó hace unos 220 millones, cuando las rocas evaporíticas del Triásico situadas a unos 5 kilómetros de profundidad comenzaron a ascender a la superficie, arrastrando consigo los materiales que caracterizan el paisaje salinero: carniolas, ofitas, calizas, margas, arcillas, etc. Este proceso se encuentra aún activo.

El agua de lluvia caída sobre el diapiro atraviesa, en primer lugar, los estratos superiores de roca y después las capas de sal, aflorando de nuevo a la superficie en forma de manantiales o surgencias hipersalinas. Los manantiales de Añana aportan un caudal medio de unos 2 litros por segundo, con una concentración salina en torno a 210 gramos por litro.


En cuanto a la producción, nos explicaron que la época de elaboración de sal varía cada año en función de las condiciones meteorológicas. Comienza generalmente en mayo y termina en septiembre. A partir de este mes las largas noches retrasan el proceso de evaporación y las continuas lluvias estropean la escasa sal que se obtiene.

Durante el resto de los meses los salineros realizan trabajos de recuperación y mantenimiento de las salinas de cara a la temporada de producción. En el módulo de envasado, las envasadoras trabajan todo el año para limpiar, envasar y etiquetar la sal. El proceso de producción de sal consta de varios pasos:

1. LLENADO DE LAS ERAS

Consiste en verter sobre las plataformas horizontales entre dos y cuatro centímetros de salmuera para exponerla al sol y al viento. Esta acción de llenado se efectúa de diversos modos atendiendo a las características particulares de los pozos de almacenamiento existentes en cada una de las granjas. Entre ellos destaca un artilugio semejante a una grúa que es denominado "trabuquete".

2. CRISTALIZACIÓN

Durante las siguientes cuatro horas se produce la cristalización de la sal. Comienza cuando sobre la muera depositada en las eras se crea una fina tela que cubre toda la superficie. Con el tiempo, la tela se rompe en partes más pequeñas llamadas flores de sal. Si los salineros buscan flor de sal proceden a recogerla de la superficie de las eras con unas herramientas específicas que evitan que se rompan las escamas. Sin embargo, si lo que quieren obtener es sal mineral, proceden a remover la flor de sal para tirarla al fondo de la era y lograr que toda la salmuera cuaje de manera uniforme.

3. RIEGO

Consiste en acelerar la cristalización revolviendo de nuevo la salmuera con el rodillo. En aquellas eras donde por irregularidades en la superficie se hayan quedado zonas secas, se añade salmuera precalentada mediante el riego para evitar cortar el proceso de evaporación. Para ello se utiliza una herramienta conocida como regadera, consistente en un cuenco sujeto con un mango largo de madera, y los calentadores, pequeños pozos donde se calienta la salmuera más rápidamente.

4. RECOGIDA DE LA SAL

Al contrario de lo que pueda pensarse, el producto no se recolecta cuando se ha evaporado completamente la salmuera, sino que se recoge cuando queda todavía algo de agua en la era. Con ello, los salineros consiguen que la sal se someta a un último lavado. La recogida se hace formando uno o dos montones de sal en el centro de las eras. Después se introduce en cestos de madera de castaño, donde se deja un corto período de tiempo para que escurra el líquido sobrante.

5. ALMACENAJE

La sal, una vez escurrida en el cesto, se introduce en los almacenes de las granjas. Estos espacios se sitúan principalmente bajo las eras, en cuya superficie hay unos pequeños huecos denominados boqueras por los que se vierte la sal.

6. ENVASADO

En octubre la sal de los almacenes del Valle Salado se traslada a otros almacenes, operación que se conoce como "entroje". En el módulo de envasado se limpia de pequeñas impurezas, se envasa y se etiqueta.

Por último, en cuanto a los tipos de sal, decir que en el Valle Salado se producen de forma natural y ecológica cuatro tipos de sal:

1. Sal mineral de manantial: cristales de sal de gran pureza gracias al origen y la evaporación natural de la materia prima, la cual potencia el sabor de todo tipo de alimentos. 

2. Escamas de Flor de Sal: laminas de crujiente textura que se forman sobre la superficie de las eras al evaporarse la salmuera. Cosechadas a mano antes de caer el fondo. 

3. Sal líquida de manantial: los salineros la concentran de forma natural hasta alcanzar los 280 gramos de sal por litro. 

4. Chuzos de sal: Fina estalactita de sal, de gran pureza y calidad, formada por el goteo continuo de de filtraciones de salmuera en las eras, entramados y canales. Rallado sobre platos finalizados proporciona una sal fina que se disuelve de forma rápida en la boca.


En conclusión, decir que mis expectativas acerca de esta salida eran diferentes, ya que además de conocer los diferentes aspectos sobre el origen, la producción y los tipos de sal, esperaba conocer la aplicación didáctica de este lugar, es decir, me hubiese gustado saber la forma en la que los guías enseñan los aspectos mencionados al alumnado. Además, en la página web se puede observar como cuentan con diferentes programas didácticos tanto para el alumnado como para el futuro profesorado, por lo tanto, me hubiese gustado conocer alguno de dichos recursos para que la salida fuese más completa y enriquecedora.

Asimismo, la sal es un elemento de la vida diaria del alumnado, es decir, es un contenido que puede resultar interesante pues ver cómo se extrae algo de lo que ellos se alimentan, puede llamarles la atención. Considero que la parte que verdaderamente me resulta interesante de cara al alumnado es la cata, ya que es donde el alumnado tiene la oportunidad de participar, de interactuar, de utilizar diversos sentidos y de ser protagonista de su propio aprendizaje,  






jueves, 6 de abril de 2017

Aprender ciencias

Ser competente en ciencias significa ser capaz de involucrarse reflexivamente en temáticas relacionadas con la ciencia y con las ideas de la ciencia, esto es, saber explicar fenómenos científicamente, es decir, reconocer, ofrecer y evaluar explicaciones para un amplio espectro de fenómenos naturales y tecnológicos; evaluar y diseñar investigaciones científicas, es decir, describir, evaluar y proponer métodos para abordar científicamente la respuesta a preguntas e interpretar datos y pruebas científicamente, es decir, analizar y evaluar datos, afirmaciones y argumentos de diversa naturaleza y redactar conclusiones científicas adecuadas.

¿Pero cómo hacer que nuestro alumnado sea competente en ciencias sin salirse de lo que establece el curriculum?

En mi opinión, la respuesta a esta pregunta reside principalmente en la innovación. Existen diferentes formas de innovar, aunque una de las más convenientes para trabajar ciencias son las prácticas científicas, es decir, proyectos a través de los cuales el alumnado consiga aprender, evaluar y comunicar ciencia. Para conseguir esto último resulta fundamental partir de la realidad más cercana del alumno, de sus experiencias y de sus ideas previas.

Este tipo de proyectos deben estar contextualizados y guiados en todo momento por el profesorado para poder sacar todo el provecho posible a las actividades planteadas. Pero, para realizar un trabajo de este tipo, también debemos enseñar a nuestro alumnado a enfrentarse a situaciones de dicha envergadura, y por ello, resulta imprescindible enseñar a realizar preguntas investigables, preguntas que den lugar a la indagación y a la reflexión. Asimismo, la indagación científica no se puede reducir a encontrar una respuesta de forma experimental, sino que requiere generar o revisar conocimientos que posibiliten plantear bien la pregunta, pues formular una pregunta investigable requiere aplicar conocimientos sobre cómo se genera la ciencia, sobre qué es una variable y la distinción entre las que varían y las que se controlan en un experimento y sobre cómo diseñar procesos para recoger datos, entre otras cosas.

Además, y en contra de las personas que consideran que a través de esta metodología no se pueden trabajar los contenidos exigidos por el curriculum, considero que todos los temas habituales del currículum quedan incluidos en el trabajo por modelos. La diferencia más importante es que, desde esta perspectiva, no se trata tanto de introducirlos como conceptos aislados, sino de irlos conectando con el modelo que sirve para explicar los fenómenos objeto de estudio.

Por ejemplo, en el artículo “Aprender ciencias: conectar la experiencia, el pensamiento y el lenguaje a través de modelos” de Neus Sanmartí, dice que si estudiamos el esqueleto de los seres humanos, no se trata de hablar como si fuese un tema aislado, sino de reconocer que el esqueleto nos permite relacionarnos con el entorno, muy especialmente para, dar respuestas a estímulos. Y si hablamos de cómo se “cura” un hueso roto, será preciso que pensemos que debe ser porque en la parte rota crece el hueso y que, por tanto, las células se tienen que reproducir, que para que se reproduzcan se tendrán que nutrir y será preciso que les lleguen nutrientes a través de la sangre, y que para que todo el proceso se ponga en marcha, tendrán que llegar estímulos al cerebro y de él a las partes que se tienen que reproducir a través de los nervios. Por tanto para explicarlo se tendrá que utilizar el modelo de ser vivo.

Por lo tanto, pienso que la construcción y trabajo mediante modelos resulta algo positivo, pues implica observar, clasificar, comparar, describir, experimentar, diseñar experimentos, plantear hipótesis, identificar y controlar variables, organizar y transformar datos, identificar evidencias, deducir, explicar, justificar, plantear problemas y buenas preguntas, identificar errores, interpretar críticamente informaciones y datos, evaluar, argumentar...

Todo con la finalidad de educar en relación a las temáticas transversales, para que los niños y las niñas sean capaces de actuar de una forma autónoma, consciente y responsable, sin necesidad de que se les den “consignas”, en relación con problemáticas de su entorno.

En resumen, tal como manifiestan los autores del proyecto de evaluación PISA, la enseñanza de las ciencias ha de orientarse al “desarrollo de la capacidad de los escolares para utilizar el conocimiento científico (los modelos) para identificar preguntas y obtener conclusiones a partir de pruebas, con la finalidad de comprender y ayudar a tomar decisiones sobre el mundo natural y los cambios que la actividad humana produce en él”, por lo que los currículums deberían centrarse más en el desarrollo de competencias que en la mera transmisión de conocimientos.